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viernes, 12 de junio de 2009

Extraido del método Sedona

La liberación práctica

Hay tres formas de abordar el proceso de liberación, y todas llevan al mismo resultado:
Liberar tu capacidad natural de soltar de inmediato cualquier emoción no deseada y dejar que se derroche parte de la energía reprimida de tu subconsciente. La primera manera es decidir liberarse de un sentimiento no deseado. La segunda, aceptar el sentimiento y dejar que la emoción simplemente exista. La tercera es sumergirse en el propio núcleo de la emoción.
Permíteme que, para explicarme, te pida que participes en un sencillo ejercicio. Toma un bolígrafo, o algún objeto pequeño que estuvieras dispuesto a tirar sin pensarlo dos veces. Ahora, póntelo delante y sujétalo con fuerza. Simula que es uno de tus sentimientos limitadores y que tu mano representa tu voluntad o tu conciencia. Si sujetaras el objeto el tiempo suficiente, empezaría a parecerte incómodo, aunque familiar. Ahora, abre la mano y haz que ruede por ella ese objeto. Observa que eres tú quien se aferra a él; no está pegado a tu mano. Lo mismo ocurre con tus sentimientos. Están tan pegados a ti como ese objeto lo está a tu mano. Muchas veces creemos que un sentimiento se aferra a nosotros. Y no es verdad... siempre tenemos el control, lo que ocurre es que no lo sabemos. Ahora, suelta ese objeto.¿Qué ha ocurrido? Soltaste el objeto y éste se cayó al suelo. ¿Fue algo difícil? Claro que no. A esto nos referimos al hablar de «soltar». Puedes hacer lo mismo con cualquier sentimiento: decidir soltarlo.

Siguiendo con esta misma analogía: si fueras andando con la mano abierta, ¿no sería difícil aferrarte al bolígrafo o a otro objeto que sostuvieras? Pues, del mismo modo, cuando permites o aceptas un sentimiento, estás abriendo tu conciencia, y esto permite que el sentimiento se caiga por sí mismo —como las nubes que cruzan el cielo o el humo que asciende por la chimenea con el tiro abierto. Es como si quitaras la tapadera de una olla a presión.

Si ahora tomaras el mismo objeto —un lápiz, un bolígrafo o una piedrecita— y lo ampliaras lo suficiente, se parecería cada vez más a un espacio vacío. Verías los intersticios entre las moléculas y los átomos. Cuando te sumerjas en el mismo núcleo de un sentimiento, observarás un fenómeno similar: en realidad ahí no hay nada.

Cuando vayas dominando el proceso de la liberación, descubrirás que hasta tus sentimientos más profundos sólo están en la superficie.

En el núcleo estás vacío, en silencio y en paz, y no en el dolor y la oscuridad que muchos suponemos. De hecho, incluso nuestros sentimientos más extremos no tienen más sustancia que una pompa de jabón. Y ya sabes qué ocurre cuando tocas con el dedo esa pompa de jabón: estalla. Esto exactamente es lo que pasa cuando te sumerges en el núcleo de un sentimiento.
Por favor, recuerda estos tres ejemplos mientras avanzamos juntos por el proceso de la liberación. Soltarte te ayudará a librarte de todos tus patrones de conducta, pensamiento y sentimiento no deseados. Lo único que se te pide es que estés lo más abierto que puedas al proceso. La liberación te dejará libre para acceder a un pensamiento más claro, pero no se trata de un proceso de reflexión. Aunque te ayudará a acceder a una mayor creatividad, no necesitas ser especialmente creativo para ser eficiente en ese proceso.
Cuanto más te dediques a ver, oír y sentir el funcionamiento del proceso de liberación, en vez de pensar en cómo y por qué funciona, mejor provecho sacarás de él. Déjate llevar todo lo que puedas por el corazón, no por la cabeza. Si te encuentras un tanto atascado en tus intentos de comprenderlo, puedes recurrir al mismo proceso para liberarte de «querer comprenderlo». Te aseguro que, a medida que trabajes con este proceso, lo irás entendiendo mejor con la experiencia directa de seguirlo.
Así pues, ¡vamos allá!

Decidir soltar

Ponte cómodo y mira en tu interior. Puedes tener los ojos abiertos o cerrados.

Paso 1: Concéntrate en una cuestión sobre la que te gustaría sentirte mejor, y luego permítete sentir lo que sientas en ese momento. No tiene por qué ser un sentimiento fuerte. De hecho, puedes comprobar cómo te sientes con este libro y qué deseas obtener de él. Limítate a aceptar el sentimiento y deja que sea lo más completo y bueno que puedas.
Puede parecer una instrucción simplista, pero así debe ser. Somos muchos los que vivimos en nuestros pensamientos, en nuestras imágenes e historias sobre el pasado y el futuro, en vez de ser conscientes de cómo nos sentimos realmente en este momento. El único momento en que de verdad podemos hacer algo en relación a nuestra forma de sentir (y, en este sentido, a nuestra profesión y a nuestra vida) es AHORA. No hay por qué esperar a que un sentimiento sea fuerte para soltarlo. De hecho, si te sientes entumecido, alicaído, confuso, solo o vacío en tu interior, son sentimientos que se pueden soltar con la misma facilidad que otros más reconocibles.
Basta con que hagas todo lo que puedas. Cuanto más trabajes con este proceso, más fácil te será identificar lo que sientes.

Paso 2: Hazte una de las siguientes preguntas:
• ¿Podría soltar este sentimiento?
• ¿Podría permitir que este sentimiento estuviera aquí?
• ¿Podría aceptar este sentimiento?
Estas preguntas no te plantean otra cosa más que si es posible emprender esta acción. «Sí» y «no» son, ambas, respuestas aceptables. Muchas veces soltarás aunque digas «no». Responde lo mejor que sepas la pregunta que hayas escogido
con un mínimo de reflexión, evitando darle vueltas o entrar en un debate interno sobre las ventajas de esa acción o sus consecuencias.

Todas las preguntas empleadas en este proceso son deliberadamente sencillas. No son importantes por sí mismas, pero están pensadas para orientarte en la experiencia de la liberación, en la experiencia de dejar de aferrarse. Ve al Paso 3, cualquiera que haya sido tu respuesta a la primera pregunta.

Paso 3: Cualquiera que sea la pregunta con la que empezaste, hazte ahora esta sencilla pregunta: ¿Lo haría? En otras palabras, ¿estoy dispuesto a soltar?

Una vez más, aléjate todo lo que puedas del debate. Recuerda también que siempre haces este proceso para ti mismo, con el objetivo de lograr tu propia libertad y claridad. No importa si el sentimiento está justificado, viene de antiguo o es correcto.
Si la respuesta es «no», o si no estás seguro, pregúntate: ¿Preferiría tener este sentimiento, o quisiera ser libre? Aunque la respuesta siga siendo «no», ve al Paso 4.

Paso 4: Hazte esta sencilla pregunta: ¿Cuándo?
Es una invitación a liberarte AHORA. Es posible que te veas liberándote con toda facilidad. Recuerda que el soltar es una decisión que puedes tomar en cualquier momento que quieras.

Paso 5: Repite los cuatro pasos anteriores tantas veces como sea necesario, hasta que te sientas libre de ese sentimiento concreto.

Es probable que te encuentres con que, en cada fase del proceso, vas soltando un poco más. Al principio, los resultados quizá sean muy sutiles. Pero si eres constante, enseguida habrá más resultados y más evidentes. Tal vez veas que existen diversas capas de sentimientos sobre un determinado tema. Pero lo que sueltes soltado está. Aceptar un sentimiento
Es posible que hayas observado que cuando te centraste en tus sentimientos en el Paso 2 del proceso de liberación anterior, los soltaste. Simplemente se desvanecieron.
Como empleamos tanto tiempo en resistir y reprimir nuestros sentimientos, en vez de dejarlos que fluyan con libertad en nosotros, aceptar o dejar que exista un sentimiento muchas veces es lo único que se necesita para permitir que se suelte.

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