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domingo, 7 de junio de 2009

Tu hijo tu espejo




2. Tu hijo, tu espejo

He explicado en el capítulo anterior el asunto de la
proyección porque es precisamente lo que de una forma
inconsciente hacemos con nuestros hijos de cualquier
edad: proyectar. ¿Proyectar qué? Tus propias expectativas
de la vida, tus frustraciones, tus etapas de la infancia o
adolescencia donde dejaste conflictos sin resolver, tus
"hubiera", tus necesidades insatisfechas y también tus
áreas de luz.
Tal vez al leer esto tu primera reacción sea: "Por
supuesto que no, yo no hago eso con mis hijos", pero
permíteme recordarte que simplemente no eres
consciente de ello. No es que un día te hayas sentado a
planear todas estas cosas, sino más bien son cosas no
conscientes, es decir, que están manejadas por esa parte
de la psique llamada inconsciente, la cual está
compuesta por impulsos inaceptables, deseos,
experiencias y recuerdos que no pueden ser integrados
por el yo. El inconsciente, aunque no se experimenta
directamente, ejerce efectos profundos y significativos
en tu vida.
La función del inconsciente es protegernos, resguardar
todo aquello que nos es difícil o doloroso enfrentar.
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MARTHA ALICIA CHA VEZ MARTÍNEZ

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