Seguir por Blog

viernes, 22 de enero de 2010

Aceptad la Abundancia de Dios

Aceptad la Abundancia de Dios





I

Babaji



Nota: este dictado fue entregado por el Maestro Babaji a través de Walter Javier Velásquez el 26 de abril de 2007 como el primero de una serie de discursos sobre el tema de la Abundancia.



La Abundancia y prosperidad -espiritual y material- es el estado natural de los Hijos e Hijas de Dios. Es mi deseo que comprendáis las leyes que rigen la precipitación de la Vida Abundante en vuestras vidas, pero antes de eso, es necesario que comprendáis las causas espirituales que os impiden recibir todas las bendiciones del cosmos.



La primera serie de discursos trata de manera breve y concisa las causas psicológicas de la pobreza. En la segunda serie daré unos principios básicos y prácticos para manifestar la provisión en vuestros mundos.



La “carencia” o ausencia de Abundancia es la manifestación física de un estado de conciencia, el cual tiene varios componentes o capas que juntos crean lo que la gente llama pobreza. La pobreza como tal puede tener varias causas: hay seres que con el fin de equilibrar karma mundial o personal han asumido experimentar ciertas circunstancias de carencia material, pero este es otro tema. La mayoría de la gente que vive en condiciones deplorables no lo son tanto por su karma sino porque han decidido aceptar cierto estado de conciencia. Es a vosotros a quienes hablo en este discurso, o bien habéis asumido una conciencia que no os pertenece o bien decidisteis nacer en la pobreza para luego expresar la Abundancia de Dios y así dar ejemplo a la humanidad.



De cualquier manera, habéis asimilado ciertas mentiras, las cuales refuerzan la conciencia de pobreza. Son muchos los factores que influyen en este estado de conciencia, pero de ellos han hablado ya otros autores. Vamos a analizar primero las mentiras fundamentales de donde surgen todas las falsas creencias.



La mentira fundamental de la separación de Dios.



Esta es la más antigua de todas las mentiras dualísticas y es el origen del sufrimiento que experimenta la humanidad. Esta mentira dice que Dios está allá en el cielo y que la humanidad vive lejos de Él. Esta creencia data desde los tiempos del jardín del Edén (Lemuria). Por esa época la gente vivía en la conciencia de la Unidad y decidieron, por libre albedrío, experimentar con la dualidad, en la cual existe el bien y el mal relativos –el árbol del conocimiento del bien y del mal-. Se dice que son relativos porque se reconocen con base en su polo opuesto. La gente define la guerra como la ausencia de paz y la paz como ausencia de guerra. En Dios no hay paz, puesto que no existe guerra, Dios simplemente Es. En el mundo de la relatividad se define al bien como algo que no es “malo” y al mal como algo contrario al “bien”, pues bien, ambas definiciones están en el campo de lo relativo. Dios está por encima de la dualidad, para Él no hay “bien” ni “mal”, Él solo percibe lo que Es.



Dios no puede experimentar la dualidad puesto que el solo ve perfección. Él solo puede ver lo que Es. Para Dios poder comunicarse con los hombres necesita de un mediador –el Cristo-, el cual se encuentra en un punto intermedio entre Él y la dualidad, pero este mediador también debe estar por encima de la dualidad. El Cristo vive en la conciencia de la Unidad, sin embargo es conciente de que la dualidad existe.



Los Maestros Ascendidos y no-Ascendidos nos hemos elevado por encima de la dualidad, pero como el Cristo, somos concientes de que todavía existen hermanos en la dualidad. Nuestra experiencia es fundamental para ayudaros, por eso las personas que niegan la existencia o la necesidad de los Maestros retardan su camino espiritual. Algunos afirman que se pueden comunicar directamente con Dios, pero no son concientes que para lograr esa comunicación deben estar por encima de la dualidad. Muchas personas que dicen que hablan con Dios, realmente están en comunión con su Ser Crístico o con algún Maestro Ascendido, aunque ciertamente hay personas que realmente han visto a Dios, pero esto no es tan común. Sin embargo, tener comunicación con un Maestro es en cierto modo tener comunicación con Dios, puesto que nosotros somos Uno con Él.



Ahora, si vamos a definir a Dios como el Todo en Todo entonces debemos comprender a Dios como energía. Albert Einstein planteó la formula E = m•c2, (Energía es igual a masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la Luz). Entre otras cosas esta fórmula nos sirve para entender mejor la dualidad. En su teoría general de la relatividad, Einstein propuso que todo en el universo era relativo, que todo estaba sometido al cambio constante, que no había nada fijo. Einstein estaba describiendo perfectamente al mundo de “maya” o de la dualidad.



En la dualidad todo es relativo. Todo está sometido al cambio constante. Lo que es “malo” para unos puede ser “bueno” para otros y viceversa. El “bien” es relativo y en oposición al “mal”, el “mal” solo existe para alguien de acuerdo a su concepción personal o cultural del “bien”. Esto lo demuestra muy bien la religión: para algunas matar es algo malo –por que es algo contrario al bien- pero en ciertas circunstancias lo pueden ver como algo bueno. Por ejemplo, para un musulmán fundamentalista matar americanos es algo “bueno”, porque para él los americanos son “malos”.



Este es el mundo de lo relativo, de lo dual, donde todo de mide en relación a su contrario. En la conciencia de Dios o conciencia de la Unidad no existe tal cosa, Dios solo ve la perfección, la cual no necesita definiciones dualísticas. Para Dios no existe la paz, puesto que no existe tal cosa como la guerra. Sin embargo, buena parte de la humanidad aún vive en la dualidad y es por eso que El nos ha enviado a nosotros a hablaros, porque quiere que viváis con El en la Unidad.



Einstein también dijo que había una única cosa que no era relativa, el dijo que lo único constante en el universo era la velocidad de la Luz. Luz = Dios. Dios dijo: “Hágase la Luz”. Por lo tanto para elevaros por encima de la dualidad debéis alcanzar la constante de la velocidad de la Luz. Esto no es tan difícil como vuestro ego os quiere hacer creer. Alcanzar la velocidad de la Luz significa alcanzar la conciencia de la Unidad. A esta conciencia los budistas la llaman iluminación, los hinduistas lo llaman de diferentes maneras, entre ellas Samadhi, los cristianos lo llaman el cielo; yo prefiero llamarlo Cristeidad.



Cuando encarnáis al Cristo entonces os estaréis elevando por encima de la relatividad. Cuando viváis en la conciencia del YO SOY estaréis en la Luz, por encima de la dualidad. Para eso no se requiere haber muerto físicamente e ir al cielo. Esta conciencia la podréis lograr en esta vida, pero es un sendero gradual. Para lograrlo debéis ser constantes, entonces alcanzareis la única constante, el Reino de Dios, la Luz, la Iluminación.



Los pasos para alcanzar ese estado de conciencia han sido ya descritos por otros Maestros desde tiempos remotos. Sin embargo, en la medida en que os elevéis en conciencia, multiplicando lo que os he dado, podré recibir permiso del Padre para dar más sobre este tema específico. Si enterráis mis palabras en la tierra infértil del intelecto no podré daros más de lo que YO SOY.



Ahora, la mentira de la separación de Dios y el hombre está basada en la creencia de que el Creador está separado de su creación. Bien, analicemos el siguiente punto: cuando Dios creo el universo ¿De qué material lo creo? Si antes de Dios no existía nada, ¿De dónde pudo crear lo que creó?. Pues bien, Dios creó el universo de sí mismo, de su propia sustancia. Por lo tanto Dios está en Todo lo creado. Dios jamás se ha separado de su creación, Él es inherente a su creación. Esto incluye tanto los planos superiores de conciencia como los planos más densos. Entonces, los partidarios de la teoría de la separación os dirán que si Dios está presente en la materia ¿Por qué no lo veis? Pues bien, siempre estáis viendo Dios: Él está en el sol, en las estrellas, en las personas e incluso en un pedazo de sándwich, porque Todo está hecho de la sustancia de Dios.



Si observáis por ejemplo una roca común y corriente, os preguntareis ¿Cómo puede Dios estar en algo tan vulgar?. Pues bien, si llevamos la roca a un laboratorio científico donde tengan los instrumentos adecuados, veréis que la roca que en apariencia es sólida está conformada por moléculas y las moléculas a su vez por átomos y los átomos por partículas subatómicas: algunas de estas partículas son llamadas quarks, bosones o electrones. Estas partículas aún no pueden ser medidas o fotografiadas por ningún aparato humano, sin embargo los científicos saben que existen por el rastro que dejan. ¿Qué son estas misteriosas partículas? Son partículas de información, son vibración, podemos llamarlas luz, son las sustancia básica de la se cual creó el universo, son la esencia del cosmos, son la materia prima. Son Dios.



Dios vive en Todo porque Dios es la información que coordina la estructura de los átomos. Dios es Unidad, Todo está constituido por Él. Cualquier objeto material como una puerta, un zapato, una montaña o una galaxia están constituidos exactamente de la misma materia prima esencial, cualquier molécula de cualquier cosa está conformada por las mismas partículas subatómicas. Podemos llamarlas también la Luz Ma-ter. En esencia, no es materia sino que es información o energía.



Entonces, si todo está constituido de la misma sustancia Divina, si todas las cosas contienen los mismo quarks, bosones o electrones. ¿Qué diferencia al átomo de un desecho orgánico putrefacto al de un diamante o al del ojo humano? Es la distribución y la cantidad de esas partículas de información o Luz. Todo está constituido de lo mismo, de Dios. Sin embargo, la inteligencia creadora dirige la cantidad exacta y la distribución especifica de las mismas partículas para crear estructuras totalmente diferentes. Esa inteligencia dirigiendo ese proceso es Dios, pero esas partículas estructurándose de acuerdo a esa dirección también son Dios. Dios es el Todo en Todo. Dios es el OM que vive en Todo lo que existe, Dios está presente en cada át-OM-o (átomo) del Universo.



Bien, algunos de vosotros os preguntareis: “Si Dios está presente en Todo lo que existe, ¿por qué hay maldad y sufrimiento, está Dios presente en eso también?” Pues bien, déjame explicarte, en primer lugar que no hay nada en lo que no este presente Dios, no hay ninguna clase de artefacto, onda o vibración que no contenga las mismas partículas de información o Luz Ma-ter que constituyen todo el cosmos. Inclusive las moléculas que conforman un misil destructor están hechas de la misma Luz Ma-ter que conforma una flor inocente. Una onda de pensamiento egoísta o la energía necesaria para llevar a cabo un asesinato contienen la Luz Ma-ter.



Lo que sucede es que cuando Dios creó el universo quiso compartirlo con otras unidades de Identidad Divina y esas “unidades” sois vosotros. Dios proyectó fuera de sí un cierto número de Creadores concientes de sí mismos a los cuales conocéis como los Elohim(1). Cada Elohim a su vez proyectó un número infinito de Seres auto-concientes que contienen dentro de sí la esencia y las cualidades fundamentales de Dios. Millones de “Presencias YO SOY”(2) salieron de los Elohim en este proceso para que Dios se pudiera expresar en una multiplicidad de formas. Ninguna Presencia era igual a otra, cada una llevaba un sello único y especial, una manifestación exclusiva del Único Dios.



Sin embargo, Dios aún necesitaba experimentar concientemente los planos inferiores de la Ma-ter o materia, así que cada Presencia YO SOY proyectó fuera de sí misma un alma auto-conciente o “Tú Conciente” para experimentar con los planos de la dualidad. ¡Si! ¡Vosotros sois Dios mismo experimentando lo que se siente estar en la dualidad!. Lo que sucede es que en el proceso lo olvidasteis y os identificasteis con la dualidad en sí, pero vosotros sois más que eso, ¡Vosotros sois Dios! (Juan 10, 34)



A cada “Tú conciente” le fue otorgado el libre albedrío. Cuando Dios tomó esa decisión, el error ya estaba dentro de las posibilidades. La “caída” tuvo como propósito que Dios (vosotros), pudieseis experimentar todos los matices y posibilidades de la creación –incluyendo ir en contra de la misma creación-. Dentro del libre albedrío está la cualidad fundamental de co-crear el universo con Dios, así que las condiciones adversas donde se utiliza la Luz Ma-ter para llevar a cabo acciones que van en contra de la Voluntad de Dios o del propósito original para el universo no son creadas por Dios sino por las Unidades auto-concientes que quisieron experimentar lo que se sentía ir en contra del propósito Divino. Así generaron condiciones destructivas que se devolvieron a ellos en la forma de muerte, sufrimiento, hambre y dolor. Así que definitivamente Dios, el Único Dios que existe, está presente en Todo, ya sea que este cualificado de forma correcta o incorrecta. Sois vosotros los que definís como va a ser cualificad la Luz Ma-ter.



La tésis de la separación de Dios es la mentira de la eras, cada molécula del cosmos está interconectada con el Todo de una manera precisa. No existen ruedas sueltas en el Gran engranaje del Universo, vosotros no sois seres separados, sois Uno con Dios. Lo que pasa es que soñasteis que vivíais separados del Todo y ahora estáis despertando de ese sueño.





Notas:



(1) Elohim: (1) La palabra «Elohim» (plural, del hebreo «Eloah», Dios) es uno de los nombres hebreos de Dios, o de los dioses; se utiliza en el Antiguo Testamento cerca de 2.500 veces, con el significado de «Poderoso» o «Fuerte». Elohim es un nombre uni-plural que alude a las llamas gemelas de la Deidad que comprenden la «Divinidad Plural». Al hablar específicamente de la mitad masculina o femenina, la forma en plural se conserva debido a la comprensión de que una mitad de la Totalidad Divina contiene y es el Ser andrógino (la Divinidad Plural).



Los Elohim son la máxima individualización y manifestación de Dios. Los Siete Poderosos Elohim y sus complementos femeninos son los constructores originales de la forma. Elohim es el nombre de Dios que se utilizó en el primer verso de la Biblia. “En el principio creó Dios [Elohim] los cielos y la tierra”. Trabajando directamente bajo los Elohim están los cuatro Seres de los elementos, quienes tienen dominio sobre los Elementales, o Espíritus de la Naturaleza: los gnomos, las salamandras, los silfos y las ondinas.

En el orden de la Jerarquía, los Elohim y los Seres Cósmicos portan la más grande concentración de Luz que podamos comprender en nuestro actual estado de evolución. Elohim es una palabra hebrea que puede derivarse de otras palabras que significan poderoso, fuerte y principal. En la Biblia, Dios en su rol de Creador y Gobernador de este universo, quien rige los asuntos del hombre y controla la naturaleza, es conocido como Elohim.

Los Elohim reducen la intensidad de las Energías de Alfa y Omega: Comenzando por el corazón del Gran Sol Central, está Jerarquía se manifiesta como el factor que reduce la intensidad de las energías de Alfa y Omega, del OM sagrado, del YO SOY ESE YO SOY. En este punto central, que constituye el ardiente punto central de toda la Creación, los Elohim reducen la intensidad de las energías.

Provenientes del Gran Sol Central, los Elohim han ganado el derecho a través de la concentración de la energía, de la elevación de la conciencia y de la comprensión de Dios, de ser los transformadores que reducen la intensidad de la Luz. Ellos reducen la intensidad del Fuego Sagrado para entregarlo a las evoluciones inferiores. Estas evoluciones inferiores no han pasado aún las iniciaciones que se requieren para contener tal concentración de Luz. (Shangra-la)



Los Siete Poderosos Elohim y sus contrapartes femeninas son los constructores de la forma; por lo tanto, Elohim es el nombre de Dios usado en el primer verso de la Biblia: «En el principio Dios creó el cielo y la tierra». Bajo los Elohim sirven directamente los cuatro seres de los elementos, «las Cuatro Fuerzas Cósmicas», que tienen dominio sobre los elementales: los gnomos, las salamandras, las sílfides, y las ondinas.



Los Siete Poderosos Elohim son los «siete Espíritus de Dios» nombrado en el Apocalipsis y las «estrellas de la mañana» que cantaron juntas en el principio, cuando el SEÑOR las reveló a su siervo Job. Hay también cinco Elohim que rodean el núcleo de fuego blanco del Gran Sol Central. En el orden de la jerarquía, los Elohim y los Seres Cósmicos mantienen la concentración más completa, la vibración de la Luz más alta que podemos comprender en nuestro estado de evolución. Representan, con los cuatro seres de la naturaleza, sus consortes, y los elementales constructores de la forma, el poder de nuestro Padre como el creador (el rayo azul). Los siete Arcángeles y sus complementos divinos, los grandes serafines, querubines, y todas las huestes angelicales representan el amor de Dios en la intensidad ardiente del Espíritu Santo (el rayo rosa). Los siete Chohanes de los rayos y todos los Maestros Ascendidos, junto con los hijos e hijas no ascendidos de Dios, representan la sabiduría de la Ley del Logos bajo el cargo del Hijo (el rayo amarillo). Estos tres reinos (Elohim, Arcángeles, y los siete Chohanes y Maestros Ascendidos) forman una tríada de manifestación, trabajando en equilibrio para transmitir, reduciéndolas en intensidad, las energías de la Trinidad. La entonación del sonido sagrado «Elohim» emite el enorme poder de su Autoconciencia Divina, reducido para que usemos tal bendición a través del Cristo cósmico. (The Summit Lighthouse)





(2) Presencia YO SOY: YO SOY ESE YO SOY (Éxodo 3:13-15); Presencia de Dios individualizada, enfocada individualmente para cada alma. Identidad Divina del individuo; Monada Divina; la Fuente individual. Origen del alma enfocado en los planos del Espíritu inmediatamente por encima de la forma física; personificación de la llama de Dios para el individuo.

5 comentarios: